Se dedicaba aún con ahínco a esa tarea cuando, en las últimas horas de una tarde de otoño, una aterida cigarra, que parecía morirse de hambre, se acercó renqueando y pidió un bocado. Estaba tan flaca y débil que, desde hacía varios días, sólo podía dar saltos de un par de centímetros. La hormiga a duras penas logró oír su trémula voz ...
Lea el resto del cuento aqui, en este enlace;
http://www.loscuentosinfantiles.com/la-cigarra-y-la-hormiga/
No comments:
Post a Comment