Saturday, December 10, 2011

Pinocho

Geppetto, un pobre tallador de madera, anciano, estaba haciendo un títere de una rama de un árbol.
- Usted será mi niño, - dijo a la marioneta - , y te llamaré 'Pinocho' -


Trabajó durante horas, tallando cuidadosamente cada detalle. Cuando llegó a la boca, el títere comenzó a hacer muecas a Geppetto. - "¡No, niño travieso," - Geppetto reprendió, - Deja de hacer eso de una vez! -

- No voy a parar! - gritó Pinocho.
- Usted puede hablar! - exclamó Geppetto.
- Por supuesto que puede, tonto - dijo la marioneta. - "Me has dado una boca para hablar."

Pinocho se puso de pie y bailando sobre la mesa él gritó. - "Mira lo que puedo hacer!" -

- Pinocho, este no es el tiempo de bailar", - explicó Geppetto - "Tienes que descansar por la noche. Mañana empezaras la escuela con niños reales. Aprenderás muchas cosas, incluyendo cómo se comportan".

En su camino a la escuela en la mañana siguiente, Pinocho se detuvo a ver un espectáculo de títeres.

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La Papa Nos Salvo En Korea


El año 1956 yo vivía en Long Island, New York. La esposa de mi amigo Pepe llamada Leticia; me llamó un dia para decirme que Pepe le había dado un paro cardiaco y el estaba en intensivo en el hospital de Jamaica, Long Island. El quería hablar conmigo. ...

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Entusiasmo

Siempre admiré a mi padre, por la forma que trabajaba en las tierras de cultivo que teniamos en los valles de la serrania.-Admiraba todo trabajo que el hacia. Estando en los Estados Unidos de North America, hice todo lo posible para obtener mi residencia y después de adquirirla, decidí traer a mis padres para tenerlos a mi lado.

Cuando llegaron a New York fueron a vivir a casa de mi hermana Judith. Despues de un mes, mi padre me dijo un dia; - Eduardito, yo soy feliz en este país y quisiera aportar a nuestra economía trabajando. Era el año 1960. - Papá, voy a ver que puedo hacer, ya tienes 60 años y quizás se me haga difícil conseguirte un trabajo -.

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La Cigarra Y La Hormiga

El invierno sería largo y frío. Nadie sabía mejor que la hormiga lo mucho que se había afanado durante todo el otoño, acarreando arena y trozos de ra-mitas de aquí y de allá. Había excavado dos dormitorios y una cocina flamantes, para que le sirvieran de casa y, desde luego, almacenado suficiente alimento para que le durase hasta la primavera. Era, probablemente, el trabajador más activo de los once hormigueros que constituían la vecindad.

Se dedicaba aún con ahínco a esa tarea cuando, en las últimas horas de una tarde de otoño, una aterida cigarra, que parecía morirse de hambre, se acercó renqueando y pidió un bocado. Estaba tan flaca y débil que, desde hacía varios días, sólo podía dar saltos de un par de centímetros. La hormiga a duras penas logró oír su trémula voz ...

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De Caperucita Roja

En un bosque muy lejos de aquí, vivía una alegre y bonita niña a la que todos querían mucho. Para su cumpleaños, su mamá le preparó una gran fiesta. Con sus amigos, la niña jugó, bailó, sopló las velitas, comió tarta y caramelos. Y como era buena, recibió un montón de regalos. Pero su abuela tenía una sorpresa: le regaló una capa roja de la que la niña jamás se separó. Todos los días salía vestida con la caperuza. Y desde entonces, todos la llamaban de Caperucita Roja.

Un día su mamá la llamó y le dijo:

- Caperucita, mañana quiero que vayas a visitar a la abuela porque está enferma. Llévale esta cesta con frutas, pasteles, y una botella de vino dulce.

A la mañana siguiente, Caperucita se levantó muy temprano, se puso su capa y se despidió de su mamá que le dijo:

- Hija, ten mucho cuidado. No cruces el bosque ni hables con desconocidos.

Pero Caperucita no hizo caso a su mamá. Y como creía que no había peligros, decidió cruzar el bosque para llegar mas temprano. Siguió feliz por el camino. Cantando y saludando a todos los animalitos que cruzaban su camino. Pero lo que ella no sabía es que escondido detrás de los árboles, se encontraba el lobo que la seguía y observaba.

De repente, el lobo la alcanzó y le dijo:

- ¡Hola Caperucita!

- ¡Hola, Señor Lobo!

- ¿A dónde vas así tan guapa y con tanta prisa?

- Voy a visitar a mi abuela, que está enferma, y a la que llevo frutas, pasteles, y una botella de vino dulce.

- ¿Y dónde vive tu abuelita?

- Vive del otro lado del bosque. Y ahora tengo que irme sino no llegaré hoy. Adiós señor lobo.

El lobo salió disparado. Corrió todo lo que pudo hasta llegar a la casa de la abuela. Llamó a la puerta.

- ¿Quién es? preguntó la abuelita.

Y el lobo, imitando la voz de la niña le dijo:

- Soy yo, Caperucita.

La abuela abrió la puerta y no tuvo tiempo de reaccionar. El lobo entró y se la tragó de un solo bocado. Se puso el gorrito de dormir de la abuela y se metió en la su cama para esperar a Caperucita.

Caperucita, después de recoger algunas flores del campo para la abuela, finalmente llegó a la casa. Llamó a la puerta y una voz ronca le dijo que entrara.

Cuando Caperucita entró y se acercó a la cama notó que la abuela estaba muy cambiada. Apenas reconoció a su abuela y dijó ...

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Zarco

En una isla flotante del lago Titicaca vivía un matrimonio mestizo, Juan y Carmen Chuquispe, con su hijo de 12 años llamado Zarko.

Un día, el niño se fue nadando hasta la playa que rodea el altiplano y en la lejanía desapareció. Después de 2 días sus padres preocupados se fueron a buscarlo en una balsa de totora (lancha fabricada de caña carrizo tubular prensada que crece en lugares húmedos). Nunca supieron de él por un mes y todos los vecinos los consolaban. Un año después, llegó un arriero a la puerta de la familia Chuquispe. El arriero entregó a la familia un mensaje escrito en un pedazo de papel marrón de bolsa de azúcar de Paramonga.

Señor - dijo el arriero - yo soy de la península de Huata y viajo por el río Vilcanota hasta la frontera de Brasil. Llevo productos del altiplano y regreso con pieles de venado. Pase por una mina y vi un niño flacucho llorando cerca a un cadáver de otro niño. Cuando el niño me vio, vino corriendo y me dio éste mensaje para ustedes. Le ofrecí regresarlo a ustedes en mi lancha pero un capataz y se lo llevó. Yo no pude hacer nada. Espero éste mensaje les ayude a encontrar a su hijo. Que nuestro Dios Inti los proteja -

Con mucha tristeza el arriero se alejó.

Juan y Carmen leyeron el mensaje;

- Papá, mamá, estoy muy enfermo, unos hombres me obligaron a venir a trabajar en las minas de oro en el pueblo de Xapurio

Zarko

Casi instantáneamente Juan decide rescatar a su hijo - No sabemos dónde está ese sitio, tenemos que encontrarlo. Necesitamos pertrechos y dinero. Llevaremos para este largo viaje ropaje, alimentos, medicinas y unos cuantos soles, herencia de mi abuelo. Nuestro dios Inti nos guiará -

Antes del viaje, Juan y Carmen oraron 7 días según les dijo el sacerdote Inca. El sacerdote inca era un anciano de 97 años con poderes mágicos que todavía prevalecían.

- Tengan mucha fe al orar por el regreso de su hijo - el sacerdote les aconsejo

Después de siete días de oración Los Chuquispes comenzaron el rescate de Zarko. Fueron al lago que menciono el arriero y empujaron una balsa en la cual navegarían sus aguas. Varias horas más tarde, de pronto, comenzó a llover. La lluvia vino acompañada de truenos y relámpagos. Volando hacia la balsa y entre la lluvia una enorme ave se posa en la proa de la balsa y aleteando con fuerza les dijo; - Yo soy el cóndor de los Andes. Los guiaré hasta ese diabólico lugar donde los niños trabajan como esclavos y cuando se enferman los abandonan a su suerte en la densa selva. -

- ¿Tú conoces ese lugar? -

- Conozco ese lugar muy bien. Deben tener y confianza en mí.

- Te seguiremos

- Iremos por el río Vilcanota, déjenme estar en la proa para yo poder pescar mis alimentos del lago.

Así fuero los tres a un incierto destino.

Después de viajar 2 días empezó una tormenta, las aguas del río aumentaron su caudal y el viento empujó la balsa contra las rocas que sobre salían cerca de la orilla y esta rompió la totora. Tuvieron que quedarse en este lugar para reparar la balsa una vez que pasara la tormenta. Parte de los alimentos se perdieron durante la tormenta pero el cóndor les dijo; - iré a buscar alimento en las montañas de los Andes - y se alejó. Tres horas más tarde regresó con frutas y pedazos de carne. Doña Carmen tomó los alimentos y exclamó; - esta carne está empezando a dañarse. ¿Donde lo conseguiste? -

- Es carroña - dijo el cóndor - unos cazadores mataron un oso, se llevaron su piel y dejaron su cuerpo inerte. A mí me sabe bien. -

A doña Carmen no le quedaba otro recurso que cocinar carroña y así estuvieron alimentándose por 3 días para aplacar el hambre.

Ya había pasado la tormenta y Don Juan decidió arreglar la totora. Necesitaba mucha yerba carriza y comprendió que le tomaría mucho tiempo. Una cotorra y un guacamayo que volaban por el área decidieron ofrecer su ayuda - Hola. Nosotros podríamos ayudarle a reparar su balsa más rápidamente si traemos material sobrante de nuestros nidos -

Agradecido Don Juan acepto la ayuda de las aves y se dedico a reparar la balsa para tenerla lista para el viaje de regreso.

El Tapir, que estaba cerca dijo; - estamos cerca a las minas y yo conozco el camino. Podemos caminar hasta el lugar. -

- ¿y que pasara con nuestra balsa? - preguntó Don Juan. - La ocultaremos con ramas de palma cerca del lago.

Cuando llegaron al lugar vieron carabineros por todas partes y niños de 8 a 14 años trabajando .El lugar era inhóspito y estaba cercado por todas partes

El Cóndor llamó a la Cotorra y le dijo; - ve tú que eres la más pequeña entra al lugar y averigua entre los niños si está ahí Zarco. Trata de hablar con él y le dices que hemos venido a rescatarlo junto con los demás niños. -

Al poco tiempo regresó la Cotorra y posándose en el hombro de Don Juan dijo; - Zarko está en ese campamento y va avisar a los niños que estén alerta porque los vamos a sacar de ese campamento. En un panal de abejas estaba la reina de la colmena y ofreció ayudarlos. Las hormigas Marabunta también se agruparon para unirse a éste ejército de la selva.

El Cóndor que estaba escuchando todo dijo lo siguiente;

- Lo primero que tenemos que hacer es planificar como los atacaremos. Hay que desarmar a los soldados primero. Ya es tiempo que saquemos a estos seres que destruyen todo lo que Dios nos ha dado; la tierra, las plantas y todos los animales. Se destruyen entre ellos mismos es tan brutal esta actitud que abusan de los niños como en éste caso, los hacen trabajar como esclavos.

Tenemos que mostrarles a ellos que podemos luchar por nuestros derechos y solo así salvaremos nuestro mundo.

Mi plan es el siguiente; atacaremos de noche.

- ¿Cuántas abejas hay? - Aproximadamente 1200 respondieron del panal.

- ¿Cuántas hormigas tenemos? -100,000 respondieron

- ¿Cuántas cotorras? - 20 solamente.

- ¿Cuántos Guacamayos? - 40 todos jóvenes y fuertes.

- ¿Cuántos Tapir? - Somos dos solamente.

Y continuó el Cóndor; - Don Juan se quedará cerca a las 4 lanchas que están en la orilla. Estas son de los capataces.

Primero irán las abejas y picarán la cara ...

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Sembremos Papas En Marte

En el año 1962 empiezo a trabajar por contrato en Rocketdine, Los Angeles, California. En esta compañía era una división de la North America Aviation donde se fabricaban los motores para el proyecto Apollo. Una nave que llevaría astronautas a la Luna. Al igual que yo habían otros latinos trabajando para este proyecto. Uno de mis compañeros de trabajo era un joven mexicano llamado Nicanor Zegarra. El, al escucharme hablar español con unos amigos me pregunto de qué país yo era.

- Yo soy del Perú y me llamo Carlos Kakopec. Desde entonces logramos una amistad muy familiar parecíamos hermanos de un mismo país.

Después de estar trabajando juntos por 2 años, Nicanor renuncio a su trabajo y se fue a su país. Por otro lado yo tuve que llevar a mi esposa a Puerto Rico, donde más tarde falleció. Al quedarme en esta isla me case con una dama libanesa y así fue que no tuve más comunicación con Nicanor.

15 años más tarde recibo un sobre marrón que me envió mi hermano Ricardo desde Los Angeles, dentro del sobre estaba una carta de mi amigo Nicanor, que decía lo siguiente:

Estimado amigo Kakopec:

Te contaré que después que regrese a mi país estudié agronomía en la Universidad Autónoma de Guadalajara. Después de 4 años me gradué y conseguí un trabajo de investigación en una compañía que le hacía trabajos a la NASA (National Aeronautica Space Administration). Después de trabajar 2 años allí me dieron una beca para seguir mis trabajos de investigación en un laboratorio agrónomo en el estado de Idaho junto con unos doctores de Irlanda y otro de este estado. En estos laboratorios estamos haciendo experimentos con distintas plantas que puedan sembrarse en Marte. Por eso tenemos muchas masetas donde depositamos mucha tierra y variedad de nutrientes y minerales. Parecidas a lo que hay debajo de la superficie de Marte. Ya sabemos que aunque en poca cantidad, hay agua en este planeta. Los nuevos astronautas que poblaran este planeta tendrían que llevar alimentos desde la tierra y esto es muy costoso. Por eso estamos tratando de conseguir alguna planta que se pueda sembrar en ese planeta y proveer alimento a los viajeros. Como se que a ti siempre te ha interesado todo lo relacionado con los viajes planetarios por eso te envió esta información.

Cuando tenga más información me comunicare contigo.

Saludos

Nicanor Zegarra

Esta carta me hizo sentir que aunque lejanos prevalecía nuestra amistad y más aun me hablaba de algo que siempre me ha gustado saber ;.Mi respuesta fue la siguiente;

Estimado amigo Nicanor

Te felicito por ser perseverante y estudioso ...
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El Tapir Dorado

Caminaban por la playa de la bahía de Canta mará, Ecuador, tres marineros de la tripulación del velero español "Buena Suerte"que acababa de anclar; Savarin, Otto y Yamil. Cuando de pronto vieron corriendo a un Tapir Dorado.

- ¡Oro! - gritaron a coro los marineros

- ¿Porqué no lo tomamos a este animal y tal vez nos lleve a El Dorado - dijo Savarín

Hacía más de 100 años desde la época de la conquista española cuando un indio guaraní les había dicho a los conquistadores que al sur de Panamá había una ciudad donde había tanto oro que los animales y plantas brillaban con esta minera.

Los marineros ya sabían de este comentario y pensando que este animal los llevaría a El Dorado lo atraparon y lo amarraron.

- Su piel brilla pero es un animal como cualquier otro - dijo Otto

- Sí, pero el parece que viene de ese lugar que estamos buscando y quizás pueda llevar al Dorado - dijo Savarin

El tapir estaba escuchando esta conversación y para el poder liberarse les dijo lo siguiente; - Yo los puedo llevar a ese lugar pero amarrado no pudo ir. Déjenme libre y cumpliré con mi palabra -

Los marineros le creyeron y le quitaron las amarras. - Síganme - dijo el Tapir.

Y así caminaban los marineros detrás del Tapir. Iban por caminos llenos de retamas, sauces y pinos cruzando ríos, cerca a los nevados de Los Andes. Al atardecer veían en la lejanía un lago luminoso que alumbraba la Amazonía. Grupo de palomas y guacamayos los acompañaban volando y cantando canciones de paz y amor y así los iban recibiendo hasta al amanecer del segundo día.

Cuando llegaron al lago, notaron que estaba lleno de pepitas de oro ...
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El Patito Feo

En una hermosa mañana de verano, los huevos que habían empollado la mamá Pata, empezaban a romperse, uno a uno. Los patitos fueron saliendo poquito a poco, llenando de felicidad a los papás y a sus amigos. Estaban tan contentos que casi no se dieron cuenta de que un huevo, el mas grande de todos, aún permanecía intacto. Todos, incluso los patitos recién nacidos, concentraron su atención en el huevo, a ver cuando se rompería. Al cabo de algunos minutos, el huevo empezó a moverse, y luego se pudo ver el pico, luego el cuerpo, y las patas del sonriente pato. Era el mas grande, y para sorpresa de todos, muy distinto de los demás.. Y cómo era diferente, todos empezaron a llamarle de Patito Feo.

La mamá Pata, avergonzada por haber tenido un patito tan feo, le apartó con el ala mientras daba atención a los otros patitos. El patito feo empezó a darse cuenta de que allí no le querían. Y a medida que crecía, se quedaba aún mas feo, y tenía que soportar las burlas de todos. Entonces, en la mañana siguiente, muy temprano, el patito decidió irse de la granja. Triste y solo, el patito siguió un camino por el bosque hasta llegar a otra granja. Allí, una vieja granjera le recogió, le dio de comer y beber, y el patito creyó que había encontrado a alguien que le quería. Pero, al cabo de algunos días, él se dio cuenta de que la vieja era mala y sólo quería engordarle para transformarlo en un segundo plato. El patito salió corriendo como pudo de allí ..

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El Pajaro Verde

Hubo, en época muy remota de esta en que vivimos, un poderoso Rey, amado con extremo de sus vasallos, y poseedor de un fertilísimo, dilatado y populoso reino, allá en las regiones de Oriente. Tenía este Rey inmensos tesoros y daba fiestas espléndidas. Asistían en su corte las más gentiles damas y los más discretos y valientes caballeros que entonces había en el mundo. Su ejército era numeroso y aguerrido. Sus naves recorrían como en triunfo el Océano. Los parques y jardines, donde solía cazar y holgarse, eran maravillosos por su grandeza y frondosidad, y por la copia de alimañas y de aves que en ellos se alimentaban y vivían.

Pero ¿qué diremos de sus palacios y de lo que en sus palacios se encerraba, cuya magnificencia excede a toda ponderación? Allí muebles riquísimos, tronos de oro y de plata, y vajillas de porcelana, que era entonces menos común que ahora; allí enanos, jigantes, bufones y otros monstruos para solaz y entretenimiento de S. M.; allí cocineros y reposteros profundos y eminentes, que cuidaban de su alimento corporal, y allí no menos profundos y eminentes filósofos, poetas y jurisconsultos, que cuidaban de dar pasto a su espíritu, que concurrían a su consejo privado, que decidían las cuestiones más arduas de derecho, que aguzaban y ejercitaban el ingenio con charadas y logogrifos, y que cantaban las glorias de la dinastía en colosales epopeyas ...

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El Chimpance Volador

- Se escapó, se escapo, se escapo - gritaba uno de los guardianes del zoológico del Bronx, New York

- ¿Quien se escapo? - preguntaba Don Martin Soto, asistente del zoólogo, John Applejack.

El que estaba gritando, era el guardián Don Rolo Mala gamba. Este señor empezó a explicar a don Martin Soto que el mono chimpancé que trajeron de Nigeria se escapo, junto con otros animales. Entre los animales que se escaparon había un pájaro carpintero. Aparentemente el pájaro carpintero hizo amistad con el mono. Como las jaulas estaban hechas de madera el pájaro carpintero usando su fuerte pico, corto dos tablas y libero al chimpancé logrando así escaparse del parque.

- ¿Por dónde se fueron? - preguntó Don Martin.

- Salieron por el vetusto corredor de las piñatas y desaparecieron en el horizonte. Yo quise atraparlos pero no pude alcanzarlos. Mientras esto pasaba, el pájaro carpintero le decía a Chim - Vamos al aeropuerto La Guardia y ahí podemos tomar un avión que nos pueda llevar a Nigeria -

- Es buena idea. Yo quiero estar con mi familia pues me hacen falta - dijo chim

Cuando llegaron al aeropuerto un piloto de líneas aéreas internacionales los estaba escuchando. Era el capitán Raul Cartajena. Se acerco a ellos y les pregunto; - ¿Que hacen aquí?

A mi amigo Chim lo trajeron del África junto con otros animales y con ellos vine yo también, enjaulado. Extrañamos nuestro país y queremos regresar. Escapamos de las jaulas y vinimos aquí para ver si cogemos un avión que nos lleve a África - dijo el pájaro carpintero.

- Ustedes no pueden irse así porque lo primero que tienen que hacer es conseguir los papeles necesarios para el viaje, tienen que estar en cuarentena y ser vacunados, Y el registro de emigración y el pago de los pasajes lo procesan y lo paga la persona que esté a cargo de ustedes. Yo soy piloto de aviones y mi nombre es Raúl Cartagena. Yo tengo una idea y creo que pueda ayudarlos. Yo tengo un hobby, construyo avionetas en mi casa que está en Long Island. Puede ser que con la ayuda de ustedes fabriquemos una nave para ir al África. Vengan conmigo para que conozcan mi taller. Yo les explicare acerca de mis experimentos.

El chimpancé y el pájaro carpintero se miraron sorprendidos.

El señor Cartajena noto que no le creían pero hizo un nuevo intento ...

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A Dona Viviana Le Hablaron Las Rosas

Don Pascual es un campesino que cuidaba de rosales con rosas de color rojo carmesí, blanco y amarillo. Vestía Don Pascual el clásico ropaje del cortador de caña en época de zafra; pantalón gris y camisa de color blanco. Llevaba sombrero de paja de ala ancha y machete al cinto. También echaba abono a los 3 cercanos árboles; el aguacatero, el mangó y la huanabana que daban frescura y adornaban el lugar amen de los frutos que de ellos recibía. Acompañaba a Don Pascual en esta tarea su perrito sato llamado Tarzan. Junto con los pajaritos y las mariposas que revoloteaban el solar.

Doña Viviana, dueña del jardín, mostraba admiración por Don Pascual y cuando salía de compras traí abono para que él lo usara y se lo daba con gran amor.

Un día Doña Viviana se levantó temprano y por entre las cortinas de la ventana miró los rosales. Notó que ya no estaba el árbol de mangó, el aguacatero y el de guanábana. No estaban ni los pajaritos, ni las mariposas, el terreno estaba lleno de hojas y entre ellas estaba un nido desbaratado y huevitos partidos de un colibrí que con amor recogía pedazos del cascaron.

- ¡Don Pascual, Don Pascual ¡ ¿Que pasó aquí? Porqué ya no están los árboles amigos de los Rosales - preguntó Doña Viviana

- Señora, los cortaron para usar ese espacio y hacer un camino. -

- Por lo menos dejaron los rosales y el rocío de la mañana mojaron sus hojas -

- No Doña Viviana, no es el rocío son lagrimas de dolor que brotan de el corazón de los Rosales y bajan por entre las ramas y las espinas. Llegan hasta la tierra pidiendo explicación - dijo Don Pascual

Doña Viviana se puso triste y preguntó a don Pascual; - ¿Que podemos hacer? -

- No creo que podamos hacer algo - dijo don Pascual y cabizbajo con su sombrero en la mano se alejó. Iba al lado de el también muy triste Tarzan

Todo ésto escucharon los rosales y le dijeron al colibrí que por ahi volaba; ...

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31 Presidiarios

Era el verano de 1943, un poderoso terremoto destruyó gran parte de los pueblos del Callejón de Huaylas (llamado así por las tribus de indios que existieron en ésta área) en la cordillera de los Andes, donde asentaban ciudades ricas en agricultura, ganadería y muchas minas.

Una de ellas es Caraz, ciudad hermosa en el valle del rio Santa, con una vista preciosa del nevado del Huandoy. Doña Juana Torres Tejada y don Eduardo Méndez Milla junto a mis dos hermanos y dos hermanas vivíamos en la calle Yanachaca de ésta ciudad. Nuestra casa hecha de paredes de adobes se derrumbó y el segundo piso se vino abajo y hacia al frente. Prácticamente cerró las entradas de la casa y se nos hizo muy difícil salir. Gracias a los ladridos de nuestro perro Pive, los vecinos nos escucharon y pudieron sacarnos al tercer día. Toda la familia se salvó pero la casa sufrió casi una destrucción total.

Mi padre con otros voluntarios levantaban cadáveres que el rio arrastraba hasta las orillas para después depositarlos en fosas comunes. Otros sobrevivientes se dedicaban a recoger sus pocas pertenencias que les quedaba. La electricidad que venía de una pequeña central hidroeléctrica. Los generadores se afectaron y el pueblo se quedó sin luz y agua por muchos meses. Toda la gente se quedaba como huérfanos del destino. Por la empedrada calle de Yanachaca se escuchaban los gritos de niños y personas que iban al rio a ver si un familiar encontraba.

Triste regresaban pero traían en unos bolsos papas que el rio dejaba en la orilla. Con esto aplacaban el hambre que ya empezaba a sentirse y los sobrevivientes nada tenían para alimentarse. Porque todos los caminos estaban cerrados y no había comunicación con nadie. Las líneas de teléfono y del telégrafo estaban destruidas al pasar la avalancha de fango y agua, arraso con los sembradíos de papa y lo único que flotaba eran estas legumbres que no solo se quedaban en la orilla, sino que germinaban en el fango.

El alcalde de la ciudad, señor Fernando Malaespina, reunió a todos los habitantes de la ciudad, en la plaza de armas. Quería que tuvieran calma y que lo escucharan para todos como una sola familia trabajáramos ayudándonos los unos a los otros. Pronto llegará de Lima alimentos y pertrechos para reconstruir la ciudad. Y continuó diciendo;

- El presidio de esta ciudad se ha derrumbado. El edificio ha perdido todo los alimentos que teníamos en el almacén y la cocina se ha desmoronado. No hay quien prepare alimentos a 31 presidarios que llevan 5 días sin salir y comer nada. Yo necesito una persona voluntaria que les cocine y les lleve agua. A la persona indicada quiera hacerlo le proveeré lo poco que nos queda en la alcaldía como; papas, maíz, frijoles, harina de maíz y avena para hacer pan.

Todo el mundo se quedó en silencio. Algunas personas decían que se pudran y así paguen por todo el mal que hicieron a la sociedad. Nadie levanto la mano para ofrecerse para dar este servicio. Solamente una diminuta mujer levantó su mano derecha, era mi madre. Y dirigiéndose a todos los ciudadanos y al alcalde dijo;

- Todos estamos pasando por una situación difícil todos queremos comer, queremos vivir ellos están en una cárcel. No pueden vivir sin alimentos. Estamos aquí para dar vida y por eso, yo voy a mi casa a prepararles la cena. Este no es momento de juzgarlos. La actitud de valentía y amor al prójimo sorprendió a todos los que le escucharon y silenciosamente se retiraron.

Mi madre y yo nos fuimos rápidamente a casa. Papá nos estaba esperando, fumándose un habano.

- Eduardo - dijo mi madre dirigiéndose a mi padre - Mezcla la harina de maíz y avena que vamos hacer pan. La levadura está en la repisa de la alacena. Pon leña en el horno de ladrillo y haremos pan de chuno (harina de papa) y asaremos papas. Yo me encargaré de hacer un puchero con carne de cordero y calabaza. Gracias a Dios que en la colca tenemos muchas papas que también podemos usarla cuando no hay pan, mas tenemos chuno y papa seca;que siempre guardamos para emergencias como esta. Manuelito y yo le entregaremos papas a nuestros vecinos que se quedaron sin nada. Gracias a que tuvimos una buena cosecha este año y después llevaremos alimento a 31 presidarios con nuestra mula Lucero. Mi padre, un hombre muy severo y estricto exclamó;

- Juanita como te atreves son unos delincuentes. ¿Tu sabes el riesgo que estas tomando? Esta tarea es muy peligrosa -

- Eduardo, me ofrecí voluntariamente al alcalde para llevarle alimento a estos presidarios. No podemos dejarlos morir. -

Pensativo, mi padre se dirigió hacia el horno ...
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